A bordo del avión del Papa.- El papa Benedicto XVI exhortó a «desenmascarar el mal y la mentira» del narcotráfico en México y expresó su voluntad de ayudar a «entablar un diálogo constructivo» en Cuba, en el avión en el que emprendió este viernes una gira que lo llevará a esos dos países.
«El problema del narcotráfico y la violencia es una gran responsabilidad para la Iglesia de este país con 80% de católicos», subrayó el Papa al responder a preguntas de periodistas sobre la primera escala de su gira en México, informó AFP.
El Pontífice exhortó asimismo a «desenmascarar las falsas promesas y las mentiras» de los narcotraficantes, algunos de los cuales dicen ser católicos.
Hay que «hacer todo lo posible contra este mal destructor de nuestra juventud», insistió, ante la gravedad de la guerra entre carteles de narcotraficantes, que se cobró unas 50.000 vidas en los últimos cinco años en ese país limítrofe con Estados Unidos, uno de los mayores mercados de la droga.
«Comparto las dichas y las esperanzas de los mexicanos, así como sus angustias y sus duelos», agregó.
Benedicto XVI denunció además la «idolatría del dinero que convierte a los hombres en esclavos» y exhortó a la Iglesia a «hacer todo lo posible contra este mal destructor de nuestra juventud».
«Nuestra gran responsabilidad es educar las conciencias, educar la responsabilidad moral», subrayó.
«El hombre necesita de infinito. Si Dios no es el infinito, el hombre se creará sus propios paraísos, una apariencia de infinito. Tenemos que hacer todo lo posible para desenmascarar el mal», prosiguió.
Al referirse a Cuba, un país comunista donde el 10% de la población se reivindica católica, el Papa afirmó que la ideología marxista «no responde ya a la realidad» y que «conviene hallar nuevos modelos».
Destacó la voluntad de los católicos «de ayudar a un diálogo constructivo para evitar los traumas», en momentos en que la Iglesia cubana se ha convertido en interlocutor político de las autoridades de la isla.
«Es evidente que la Iglesia está siempre del lado de la libertad de conciencia, de la libertad de religión», subrayó Benedicto XVI, y aseguró que actualmente en Cuba «los fieles católicos contribuyen a avanzar por esa senda».
El pontífice aseguró que su visita a Cuba tenía «una absoluta continuidad» con la de su predecesor Juan Pablo II, y citó la exhortación que este último realizó al pisar suelo cubano en enero de 1998, sobre la necesidad de que «Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba».
«Estas palabras siguen siendo muy actuales», dijo Benedicto XVI, a propósito de aquel viaje que supuso un deshielo en las relaciones entre la Iglesia católica y el régimen cubano.
La Iglesia cubana, que durante cuarenta años tuvo numerosos encontronazos con la revolución de Fidel Castro, muestra en los últimos años una voluntad de participar en la modernización política del país, y el Gobierno le concede a cambio mayor campo para sus prácticas religiosas y su acción social.
Benedicto XVI se abstuvo de responder directamente a una pregunta sobre la «Teología de la Liberación» y su prédica en favor de los pobres, pero consideró que la Iglesia «debe preguntarse si hace lo suficiente por la justicia social en ese gran continente» que es América Latina.
Pero «la Iglesia no es un poder político ni un partido; es una realidad moral que debe preguntarse lo que tiene o lo que no tiene que hacer», precisó.
Y «su primer deber es educar las conciencias en la ética individual y en la ética pública», recalcó, llamando a «hallar una moral racional aceptable para todos, incluyendo a los no creyentes».