Por: José Luis Auais
Las redes sociales, correos, almacenamiento en la nube y hasta cuentas bancarias tienen algo en común: Una contraseña. Para evitar intrusiones, bromas y posibles percances económicos, es imperativo resguardar nuestra información con contraseñas seguras, o mejor aún, impenetrables. Algunos podrán pensar “¡Pft! ¡Pero si mi contraseña ya es impenetrable!” Claro. No lo dudo. Pero existen muchas vulnerabilidades posibles con las que gente puede lograr a obtenerlas y no lo has notado. Seamos honestos, a nadie le gusta encontrar que su correo ha estado mandando SPAM, o que algún “graciosito” tweeteó desde tu cuenta: “Según estadísticas, 1 en cada 4 personas es gay. En mi salón somos 4… Espero que sea _____. ¡Está bien guapo!”. Los problemas por contraseñas inseguras pueden llegar a costar caro si se trata de una cuenta bancaria o de servicios de pago en línea. Así que en nombre de todo lo que debe ser resguardado, he aquí unos breves consejos para blindar la información, o mínimo, hacer más difícil de acceder:
1. Una contraseña segura debe contar con letras mayúsculas y minúsculas, números y signos de puntuacíón. En teoría, una contraseña ideal debería verse algo así:
Q?irW_93boK:4p22
Pero éso es algo exagerado y un poco difícil de recordar. Espero no tener que recalcar que “123456”, “qwerty” o tu nombre no son contraseñas seguras. Una fórma fácil de definir una nueva contraseña es formulando una oración o frase significativa que se pueda recordar. Por ejemplo:
En Fallout 3 das el 110% únicamente con “Suerte”.
Tomamos las iniciales de cada palabra, los números y los símbolos y tenemos algo así: “EF3de110%ucS”. La longitud y sencillez pueden variar para hacer una contraseña difícil, larga o las dos.
2. Es muy probable que no sólo utilicemos un servicio que requiera contraseña, así que lo mejor sería crear una contraseña diferente para cada servicio que la necesite.¿Por qué? Porque si alguien logra crackear tu contraseña universal toda tu vida en línea se vería comprometida. Así que necesitamos un método para recordarlas, por ejemplo:
- Aprenderlas de memoria: Ok, no. No lo hagas.
- A la antigüita: Apuntarlas en algún lugar físico seguro.
- Utilizar un servicio de administración de contraseñas: Se
rvicios como LastPass, que almacenan contraseñas y además tienen opciones de autollenado para los exploradores. El único inconveniente con éste servicio, es que requiere de una contraseña maestra, así que hay que hacerla extra segura y resguardarla de memoria o apuntándola.
Hay que tener cuidado con almacenar nuestras contraseñas en el explorador (como Firefox, Chrome o Safari), pues es posible acceder a ellas en las opciones del explorador mismo. Verbigracia:
