El secreto de nuestro futuro está escondido en nuestra rutina diaria. Mientras haya menos rutina se puede decir que abrimos la puerta a la vida y a sus infinitas opciones. Algunos seres humanos encuentran el confort en la rutina, con una vida entumida, sin un camino claro que seguir. Se encuentran en un estado automático que adoptaron a partir de las exigencias de su entorno.
Nuestras acciones deberían de depender en como nos sentimos, en lo que queremos hacer, teniendo como base nuestra ética, moral y deontología. En ningún momento debería de depender nuestro día en una serie de actos impuestos por la normativa del infinito retorno a lo mismo, el clásico: “lo hago porque así tiene que ser y así será por siempre”. Necesitamos despertar de este estado somnífero.
Tenemos que CREAR cultura, no ver la televisión, no leer las revistas de moda, no escuchar las noticias como si tuvieran un sentido objetivo. Tenemos que crear nuestro propio camino, esa conexión entre el espacio y el tiempo en el que somos lo más inmediato, donde nosotros somos la prioridad. No debemos de preocuparnos de la vida de las celebridades o de los voceros de sociedad que no hablan a nombre de nosotros. No les importas y no te deberían de importar. Estos supuestos iconos que están mantenidos por los medios para dictar las normas consumistas que al final nos hacen sentir que no pertenecemos. Siempre has pertenecido, nos están vendiendo al mejor postor y nosotros no nos damos cuenta porque seguimos inmersos en nuestra rutina.
Hay que detenernos a pensar si nosotros estamos decidiendo realmente, que es lo que realmente queremos, a quienes queremos, quienes somos. Tus amigos, tus asociados, tus relaciones, tus momentos felices, tus momentos tristes, tus sueños, tus miedos, tu trascendencia… ESO es lo que importa… Pero el mundo nos dice que nosotros no somos lo que importa, es lo que consumimos o lo que “pertenece”.
Se ha convertido en algo tan riguroso la rutina que nos persigue durante toda la vida. Nos dicen estudia hasta tener tu titulo, luego una maestría, luego un doctorado, consigue el mejor trabajo, compra una propiedad, compra esto, compra aquello, haz esto, haz lo otro… nos convertimos en los actores de una vida que no queremos actuar. ¡Hay que despertar!
Tienes que retomar tu mente y sacarte de la cabeza que existe una rutina que tienes que cumplir, no te conviertas en un descerebrado que consume y deja de pensar sin darse cuenta. En un soldado que obedece solo a ordenes y no crea el orden que quiere seguir. Nosotros somos los arquitectos de la cultura pero a veces lo olvidamos.
La cultura hace que nos pongamos un saco de un consenso colectivo del cual no formamos parte. Nos dicta que tipo de actuación es admisible. Hasta la erudición se nos ha impuesto como un tipo de usanza y yo simplemente pido una cosa, hay que DESPERTAR. Recuerden que la creatividad es lo OPUESTO de la rutina.
Por Rodrigo Buenfil Mañé
Twitter: @rodbuenfil
