Según una nueva investigación, se reveló que en productos de uso diario tales como productos para el cuidado personal, de administración de fármacos, agentes de contraste para MRI y celdas solares existen nanopartículas de oro que pueden inhibir el almacenamiento del tejido adiposo (grasa) y conducir a un envejecimiento acelerado, además de aparición de arrugas, cicatrización lenta de las heridas, y la aparición de la diabetes.
Los investigadores analizaron el impacto de las nanopartículas in vitro en varios tipos de células, incluyendo el tejido adiposo, para determinar si sus funciones básicas se interrumpían al ser expuestas a dosis muy bajas de nanopartículas. El tejido adiposo subcutáneo se encuentra alrededor de los órganos internos, en la médula ósea amarilla y en el tejido mamario. Actúa como un aislante del calor y del frío, y funciona como una reserva de nutrientes.
Los científicos descubrieron que las nanopartículas de oro penetran casi instantáneamente en el tejido adiposo humano derivado de células estromales – un tipo de células madre adultas – y que las partículas se acumulan en las células sin una vía obvia para su eliminación. La presencia de las partículas interrumpe múltiples funciones celulares, tales como el movimiento, la replicación (división celular) y la contracción del colágeno, que son procesos esenciales en la cicatrización de heridas.
Según los investigadores, el hallazgo más preocupante fue que las nanopartículas interfieren con la regulación genética, e inhiben la capacidad de que las células de diferenciarse en adipocitos maduros o células grasas. “Las reducciones causadas por las nanopartículas de oro pueden resultar en cambios sistémicos en el cuerpo”, dice la profesora Tatsiana Mironava, la principal investigadora. Y agrega que “debido a que se han considerado esencialmente inertes e inofensivas, se ha pensado que las nanopartículas de oro puro son seguras. Ahora ha comenzado a surgir evidencia de lo contrario”.
Fuente: Ciencia al día
