Por: Lorena Domínguez Valencia
Un tema importante en la actualidad de México es que las niñas y niños viven en situaciones de vulnerabilidad y posible violación de sus derechos humanos.
En 1996 surgió un programa en Arlington, Texas, cuando se secuestró y asesinó a una niña de 9 años. ¿Su nombre? Amber Hagerman. Desde ese caso, se acordó emitir alertas inmediatas cuando un menor desaparezca.
De esta forma, México se sumó al proyecto Amber, creando una red internacional entre autoridades, organizaciones civiles y medios de comunicación con el objetivo de recuperar a los menores de edad que han sido secuestrados o desaparecidos en territorio mexicano o en el extranjero.
El mecanismo de este protocolo se desenvuelve de esta manera: se realiza la denuncia sobre extravío o sustracción del menor, dando nombre, edad, filiación y cómo se dieron los hechos. Así, se manda la alerta a nivel internacional y gobiernos, medios y sociedad se unen para ubicar al menor.
En Yucatán, esta medida fue adoptada desde el 19 de julio de 2013, hecho que demuestra que estamos avanzando en el tema de seguridad de los niños y niñas en nuestro país y estado, pero en lo que recae el verdadero problema es que las personas no tienen la información necesaria y se requiere crear programas para brindarles lo necesario.
Otro punto que brinda dificultad es que en Yucatán existen municipios donde no se cuenta con señal para teléfono o celular, lo cual propicia que no se pueda dar aviso a tiempo. En este sentido, es necesaria una medida que sea más eficaz en esas situaciones.
En conclusión hay que definir e implementar políticas y acciones integrales para prevenir el delito en Yucatán. Es fundamental fortalecer la comunicación y la cooperación con autoridades federales, estatales y municipales, haciendo que haya una mayor participación ciudadana en este tema.