Hablemos de Miley (columna)

Hablemos de Miley (columna)

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Después de meditarlo, por un par de minutos, he decidido darle un giro a esta columna, al menos por esta semana.

Al llegar a mi casa hice lo que cualquier hombre universitario con mucha tarea haría: abrí Facebook. Así, luego de navegar en otras redes sociales, me di cuenta que había una constante en las publicaciones. No, no eran las imágenes de animales torturados que la gente suele subir “denunciando” el maltrato animal, ni las molestas cadenas religiosas o los post que nos muestran la omnipotencia de ‘Goku’ o Chuck Norris. Esto era algo diferente. Era Miley Cyrus.

Aunque el motivo de estas apariciones involucraba un premio y marihuana, no pude evitar  recordar que ella había sido tema de discusión hace algunos meses por aquel “twerking” que hizo en los VMA, que más bien, parecía una especie de convulsión de la parte inferior de su torzo. El motivo de su comportamiento parece evidente: ¿han escuchado el dicho “no hay mala publicidad”?

Es gracioso  recordar la “evolución” de Miley. Empezando como la pequeña niña sin chiste ‘Hanna Montana’ en aquella serie de Disney para luego pasar a su versión adolescente de ‘Party in the USA’ y más tarde, intensificando un poco más la fiesta, su versión ¿punk? De ahora. Mostrándonos que sí es posible recorrer el camino de la metamorfosis de la oruga, y una vez llegada a mariposa, revertirlo. Tal acontecimiento dejaría ascuas al mismísimo Darwin.

Ahora, lo que me sorprende, más que su reciente cambio de comportamiento, no es su mal corte de cabello, la constante mueca en la que apalanca su lengua o su afán casi obsesivo de exhibir su cuerpo. Lo que en verdad me saca de mis casillas es el ferviente vigor que emplean sus fans en defenderla. La muestra se encuentra en cada video o publicación que se hace sobre esta “artista”. Cosas como “lo hace porque es arte” o “es que no la comprenden, ya creció”. Ante esta última mi hermana comenta “yo crecí y no me ando arrimando ni untándome como ella”.

La vida de Cyrus me da igual, pero la recurrencia de este tema en los medios en verdad me preocupa: ¿De verdad no hay cosas más importantes que informar? ¿En serio no sentiste que perdiste tu tiempo leyendo esto? Porque sinceramente sentí que yo sí perdí el mío escribiendo esto, pero espero que sirva para que ya no lo vuelvan a hacer.

 

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