Una película inglesa del director Clio Barnard -al cual tuvimos la oportunidad de conocer en Morelia- que te habla de dos infantes de aproximadamente nueve años viviendo en completa pobreza, unidos por una amistad que no se puede romper por nadie ni por nada y vendiendo metal para poder ganar dinero.
Las personalidades están muy bien definidas ya que uno es totalmente impulsivo y atrevido y el otro es completamente pensativo y calmado. Juntos logran hacer cosas grandes, con un sólo problema, su edad. Tiene muy buen ritmo la película y te plantea perfectamente lo que es la pobreza en Inglaterra: una falta de educación brutal al igual que de valores. Lo padre es como los sentimientos siempre van por encima de todo. Todo resulta en un final muy conmovedor e inexplicable, como la vida misma.
La musicalización no es tan buena, pero alcanza su objetivo que es transmitir. Una vez más, Barnard logra una gran dirección.