Un accidente en una central nuclear en 1999 es considerado consecuencia de un terremoto, pero un científico que trabajó en el lugar no cree que sea así. Él sabe que hay algo más involucrado. Tiempo después, criaturas animadas por la arrogancia científica de la humanidad amenazan la vida de los hombres y allí un monstruo radioactivo llegará para equilibrar la balanza de lo que podría ser una catástrofe.
Esta nueva adaptación de “Godzilla” corre bajo la dirección del director británico Gareth Edwards, quien nos presenta ésta, su segunda película, tras dirigir en el 2010 “Monsters”, una película dramática sobre monstruos bien recibida durante su estreno. No obstante, ahora, con “Godzilla”, Edwards se salió de esa línea que manejó en su primera película y presenta un verdadero blockbuster gringo que, a pesar de todo, logró lo que se tenía planteado.
Ciertamente, de nuevo nos vamos con el problema del guion superficial que no se atreve a navegar en planos más profundos de la historia, sin embargo, la narración y reinterpretación de ‘Godzilla’ logra ser bien narrada aunque nos deje esperando hasta la llegada del verdadero centro de la acción mucho tiempo después de haber comenzado la película, ocasionando que el impacto real que debería significar encontrarse con la criatura que le da nombre a este largometraje sea significativamente reducida, una introducción muy lenta a un personaje que no la necesita.
Por otra parte, la película cuenta con momentos estelares que logran captar la atención del publico, aunque éstos sean excesivamente forzados como la relación del protagonista con su padre y su esposa intentando –sin éxito- generar un halo sentimentalista en esta historia de destrucción y quitando preciados momentos que podrían enfocarse a elementos que nutrirían más la narrativa de la historia.Además, el guionista falla en profundizar en los personajes secundarios –inclusive los protagónicos- creando títeres más que actuaciones fuertes y representativas.
De allí, nos vamos a las actuaciones en general, que tal vez serán el fracaso más grande de esta versión de Godzilla. Hasta el mismísimo Bryan Cranston, que prometía mucho, sucumbe en su personaje que, junto con los demás, generan un enorme cliché: el marine comprometido con su nación, pero que quiere estar con su familia; el científico anonadado por el error que ha cometido; el capitán que quiere acatar ordenes a como dé lugar, entre otras cosas. Al fin y al cabo, en una historia donde unos monstruos gigantes destruyen la ciudad, los humanos deben pasar al segundo plano.
Ante todo esto, el filme presenta batallas épicas de nuestro ‘Godzilla’ que, en resumidas cuentas, a pesar de ser sencillas, generan una satisfacción que los fans la encontrarán en su punto: no es la mejor batalla que ha tenido en pantalla, pero tampoco la peor, tiene momentos sorprendentes y que muchos se emocionarán.
No nos podemos olvidar de la música, a cargo de Alexandre Desplat, que genera una identidad a la película que es especialmente apreciada en los momentos de tensión que junto con los movimientos de cámara y con los efectos visuales que aportan ese detalle que esperábamos encontrarnos con esta película palomera, y sí… Godzilla llega como un verdadero anti-héroe incomprendido (regresando a sus orígenes).
En conclusión, esta nueva versión trajo lo que prometió: una película de destrucción, acción y monstruos que, a pesar de todo, es un producto entretenido, un homenaje al legado de este gigante y un capítulo más –de los que vendrán- en la extensa filmografía con la que cuenta este peculiar personaje. “Godzilla” inicia con destrucción y termina con un rugido interpretándose como un “esto es apenas el inicio”.
Bryan Cranston sin duda un excelente actor, y ésta vez en su aparición en Godzilla, nos muestra la calidad de actor que es. Une película muy recomendable.