Crítica a Transformers: la era de la extinción

Crítica a Transformers: la era de la extinción

 

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El nuevo capítulo de la saga nos trae explosiones, robots, de nuevo explosiones y nada más…

Han pasado cinco años desde el incidente de Chicago y la humanidad continúa reparando los destrozos de la batalla. Los Autobots como los Decepticons han desaparecido de la faz de la Tierra. Cade Yeager (Mark Wahlberg), un mecánico inventor, encuentra un Marmon semi-trailer. Al intentar repararlo descubre que el camión no solo era un Transformer, sino que también es el mismísimo Optimus Prime, líder de los Autobots. Sin duda, Cade no sabe que este descubrimiento traería malas y buenas consecuencias para su vida.

Michael Bay vuelve a traernos una nueva película de Transformers de nuevo desde la silla del director. Por un lado, nos hemos acostumbrado a que Bay presente una adaptación mal lograda de la historia de estos personajes. Así, a pesar de volver a presentar la misma formula –que ni da, ni quita- La era de la extinción logra pasar por el tratamiento de siempre y, sorprendentemente, ya no merece críticas tan negativas.

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En esta ocasión,  el guión, hecho por Ehren Kruger, posee una buena dotación de agujeros argumentales y elementos que entran forzosamente en la película para resolver su historia, pero que dejan la lógica de la misma por los suelos. Así, el ritmo de la historia transcurre de manera sorprendentemente lenta, y por momentos, pareciera que el filme estuviera a punto de llegar a su fin, aunque, para desgracia del espectador, aún falta mucho para que termine.

El protagonista, interpretado por Mark Wahlberg, cumple bien su papel como actor y nos hace olvidar por unos momentos del actor Shia LaBeouf, quien ocupó su lugar en las anteriores entregas. De esta forma,  el capital humano de la cinta equilibra muy bien a los Transformers, logrando que exista realmente cierta armonía entre actores de carne y hueso y robots hechos por computadora, aunque no por ello no dejan de existir los clichés presentados a lo largo de todas estas entregas, los cuales, sin embargo, dan estilo al largometraje.

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En el apartado gráfico y de sonido nos vamos a encontrar con una evolución absoluta, notándose una gran diferencia de detalle desde Transformers: el lado oscuro de la luna hasta esta nueva entrega. Así, si tomamos en cuenta que casi el 90% del filme contiene escenas de acción, el resultado gráfico es sorprendente y muy fluido, hecho que demuestra cada vez más la capacidad de crear escenarios de ese calibre cumpliendo las expectativas. Luego entonces, el punto más fuerte de este largometraje definitivamente se lo lleva la tecnología.

En resumen Transformers: La era de la extinción es un capítulo más en esta saga de largometrajes inspirada en los muñecos de acción de Hasbro, y aunque ésta pasará sin pena ni gloria entre los fans del género, está generando un buen billete en taquilla y no es para menos: La era de la extinción fue creado para un solo motivo y ése es vender.  Y sí, divierte, pero no va más allá, es mucho talento aprovechado para un fin egoísta: expresar explosiones y efectos sorprendentes, pero poco fondo para contar algo que realmente trascienda entre el público, conocedor y no conocedor.

 

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