Una secuela con el perfecto equilibrio entre mensaje y entretenimiento
Anteriormente, el director de este largometraje, Matt Reeves, había presentado en el año 2008 Cloverfield y posteriormente, en 2010, Let Me In. Ambas propuestas demostraron que tenía un buen manejo de historias destinadas al ámbito explícitamente comercial de la industria cinematográfica.
De esta forma, este año, con Dawn of the Planet of the Apes, Reeves vuelve a posicionarse como un realizador que posiblemente seguirá creciendo con el paso del tiempo.
Este nueva película de corte de ciencia ficción-post apocalíptica logra –muy por el contrario de sus compañeras en cartelera- mantener un mensaje claro, aplicable a distintos escenarios de la vida misma, mientras que, por el otro lado, genera una historia entretenida, con acción y dramatismo que cumple con los requisitos que el público espera de ella.
El guión de la película vuelve a ser responsabilidad de los mismos escritores de la primera parte, quienes, afortunadamente, se superan a sí mismos, generando una historia que en vez de centrarse en la raza humana –como sucedió en gran parte de la primera entrega- ahora nos presenta a una sociedad de simios que, desde los primeros minutos, atrapa al espectador, provocando una enorme empatía que se contagia. Los monos se vuelven más humanos minuto a minuto.
Asimismo, no podrá olvidarse esa sutil, pero poderosa crítica social que trasciende a problemas como podrían ser: la tolerancia, la violencia, el uso de armas y la falta de humanidad que actualmente se vive. En resumen, en el universo de Dawn of the Planet of the Apes, la raza humana ha perdido casi en su totalidad su humanidad, dejándonos una reflexión digna de analizar.
Por otra parte, la piedra angular de la película es la imponente actuación de Andy Serkis, quien nos presenta un protagónico que le da sentido a la película, un ‘Cesar’ humano, que sufre, que ama, que protege y que capta absolutamente la atención del público. Por el contrario, la estrella que no logró impactar extrañamente es Gary Oldman, quien queda en una situación muy pasiva para la naturaleza que normalmente le entrega a sus personajes.
El movimiento de cámara es rápido, ágil y nos adentra hacia las diferentes situaciones del largometraje. La fotografía también cumple su papel, generando hermosas imágenes que ayudan a transportarnos al universo de este mundo donde la lucha por la supervivencia es vital, pero definitivamente, lo que logra una cristalización y tal vez es un elemento que se agrupa rítmicamente con lo visto en pantalla, es la banda sonora del ganador del Oscar Michael Giacchino.
En síntesis, Dawn of the Planet of the Apes presenta habilidosamente una propuesta con capacidad de gestionarse como una autocrítica humana que nos cuestiona sobre cómo, poco a poco, la raza humana se vuelve más primitiva. Hago referencia inmediata a lo que mencionó en su momento el filósofo Thomas Hobbes: «El hombre es el lobo del hombre»
Así, esta película, aparte de entretenernos como buena propuesta comercial, nos hace pensar: ¿qué logra convertir a los hombres en bestias y a las bestias en hombres?
