Genio, eres libre…

Genio, eres libre…

Para este momento la noticia está en boca de todos. Desgarradoramente, uno de los más queridos y maravillosos actores de nuestra época se nos adelantó: Robin Williams.

Mi primera memoria de él en pantalla fue tiempo atrás en 1996 con su interpretación en “Jack”, filme dirigido por Francis Ford Coppola.  Así, a pesar de ser apenas un niño y sin comprenderlo del todo, me cautivó su energía para demostrar en un personaje la tristeza y la alegría de ser un niño encerrado en el cuerpo de un adulto.

Posteriormente empecé a conocer su trabajo en pantalla y fuera de ella. Mientras crecía, me daba cuenta que no era un actor que llenara los espectaculares, que tuviera su imagen en todas las revistas, que fuera el centro de las miradas femeninas. Al contrario, a pesar de pasar desapercibido, era uno de los actores más apreciados entre famosos y extraños.

En entrevistas sacaba a relucir su carisma y amabilidad extraordinaria, con una fragilidad tan humana que lo volvía más humano todavía. Sin embargo, dentro de esa fragilidad, se encontraba ese mal que lo arrodilló a su fatídico destino. ¿Cómo una persona tan rodeada de amor pudo llegar a tomar esa decisión de quitarse la vida? Preguntas como éstas y otras más, tal vez es mejor que permanezcan así, sin respuesta.

En sus interpretaciones en cine, televisión  y en la gran actuación de su vida como ser humano, acompañó a generaciones comunicando la alegría de vivir con cada sonrisa, emoción, reflexión y lágrimas que desprendía de su maravillosa manera de actuar.

De todas las pérdidas a las cuales no estábamos preparados, llegó la de Robincon esa inocente comedia en la cual no necesitaba de vulgaridades para sacar sonrisas de la gente,  tal y como lo hizo en su momento el gran Charles Chaplin, quien, junto con Williams, se quedarán en la mente del mundo como algunos de los más grandes comediantes de la industria cinematográfica.

Fue el Peter Pan que aún seguía siendo un niño, el aventurero atrapado en un juego de mesa, padre que se disfrazó para jamás alejarse de sus hijos, esposo que fue al mismísimo infierno para recuperar a su mujer, un genio de la lámpara maravillosa que cumplió nuestros sueños, un robot que se atrevió a amar y el doctor que nos dio la mejor medicina: una sonrisa.

El mundo cada vez es un lugar más triste con guerras, desastres, injusticias y desamor, pero, a pesar de eso, siempre existirán esos grandes que nos hacen olvidar por un momento del dolor y de la desesperanza… uno de ellos fue Robin Williams

Robin se fue muy pronto y de una manera que nadie esperaba, una sonrisa ha desaparecido de esta mundo. Como sea,  su recuerdo no se alimentará de su trágica muerte, sino de todas esas sonrisas y buenos recuerdos que logró impregnar en nuestra mente. Ésas serán las que lo mantendrán más vivo que nunca.

Genio, Robin, eres libre…

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