En el marco de la materia “Creatividad e innovación editorial ”, alumnos del quinto semestre de la Licenciatura en Comunicación de la Anáhuac Mayab reflexiona sobre el uso del celular en el aula. En ese sentido, Claudia Morales llama a responsabilizar al alumno de su proceso de aprendizaje y a no prohibir el uso de estos aparatos en el salón.
Recuerdo que me tocó la época en la que ibas al salón de clases con tu libreta y lápiz o pluma, listo para copiar, sin ninguna distracción más que tus propios compañeros: platicabas, mandabas notas en papel con miedo a que la maestra te viera y te regañara. Esa época ya no existe. La era de la tecnología llego a nosotros y llegó para quedarse.
En la actualidad, la mayoría de la gente tiene celular y lo que ya no parece raro es que niños de hasta de diez años también tengan teléfono, mientras nosotros, a esa misma edad, acaso soñábamos con un juguete o un juego de mesa. En ese sentido, el problema no es tener un celular, sino el uso que le dan los jóvenes a éste y lo dependientes que se vuelven. Dependen tanto de su celular que no pueden ir a ningún lugar sin él, incluida la escuela.
De esta forma, es imposible negar lo que hacen los jóvenes con los celulares cuando están en la escuela: distraerse. Están lejos un correcto uso. Así, el celular en la actualidad es más un medio de entretenimiento que un medio de comunicación.
Por supuesto, el celular puede ser de gran utilidad como herramienta en clase, así como los ipads o laptops. El problema que ven muchos maestros es que encuentran a sus alumnos en sus redes sociales como Facebook o Twitter o en páginas de entretenimiento como 9gag o en Instagram. Incluso, hay alumnos que se toman fotos en plena clase. Esto, entre otras cosas, provoca que los maestros no puedan impartir bien su clase y mucho menos confiar en que sus alumnos guarden su teléfono para poner atención. Eso los lleva a quitarles el celular o aplicar algún castigo.
En conclusión, pienso que la gente no está preparada para tener tanta tecnología en sus manos porque nadie le da un uso correcto al 100% .
Sin embargo, si yo fuera una maestra no me iría tanto por el castigo o por quitar celulares, sino preferiría darles la libertad para que cada quien tomara la decisión: sea perder el tiempo con su dispositivo o darle un buen uso. Tener esa libertad es difícil, pero cada quien tendrá la calificación que buscó a lo largo del semestre.