Las bicicletas son de esos artículos materiales que siempre han estado de moda en etapas distintas.
Cuando eres chiquita, la bicicleta es la representación de un auto: la acción de poder transportarte a donde quieras por el simple hecho de pedalear es un sentimiento de felicidad que solo siendo niños se puede describir.
Cuando vas creciendo, no solo cambias físicamente, también cambian tus gustos y en tus gustos se agrega también el sentimiento de “tengo flojera”. Luego entonces, dejas de hacer cosas que te hacían feliz por la excusa más tonta.
Creces y tus papás (si es que confían en ti) te prestan el coche y es cuando ya pasas a la etapa del olvido total de aquel artículo al cual le juraste amor eterno porque fue la única que no te abandonó cuando peleabas con tus papás y jurabas irte de tu casa o la única que te acompañó cuando querías era dejar todo atrás y pedalear hasta que ya no sirvieran las piernas.
Lo más extraño de eso es que casi siempre pasa que, si abandonas algo que hacías de niño, es raro volver al gusto o tomas mucho tiempo en admitir que lo extrañas.
Con la bicicleta es diferente. Ahora se ha recuperado ese gusto que antes ya no se daba. Siempre han existido los famosos ciclistas deportivos que jamás dejaron el gusto a la bicicleta, pero ahora, no solo ellos gozan de ese privilegio.
De esta forma, la bici se ha convertido en una manera de ejercitarse muy popular. Yo personalmente prefiero subirme a una bici a caminar o correr. La verdad es que vas sentada moviendo las piernas sin que la palabra flojera se asome por la cabeza.
Por ello, puedo afirmar que las bicicletas no son el transporte del futuro. Eso lo digo y lo recalco: ¿Cómo van a ser del futuro si nunca se han ido? Son del pasado, presente y futuro. Nunca han dejado de ser. Se han modificado y hay muchas personas que compran bicicletas porque están padres, porque tienen toque de vintage o porque son deportivas, sin embargo, ¿qué más da?: siguen utilizándolas.
Por todo lo anterior, invito a todos los que lean esto a que, si tienen bicicletas, ¡utilícenlas! Hay miles de “plus” que tiene el uso de este vehículo. Como sea, yo te daré tres ventajas.
1. Usar la bicicleta reduce la contaminación atmosférica y es 100% respetuosa con el medio ambiente. No consume gasolina y te mueves a los lugares que necesites.
2. Olvídate de volver a pasar por tráfico. Con la bicicleta ya no sufres por pasar tiempo en un alto o por estar en una fila larga de autos esperando tu turno.
3. Haces ejercicio. Y se los dice alguien que ama su coche, pero picar el acelerador no me hace quemar ni una caloría. El uso de la bicicleta permite ejercitarnos desde la segunda pedaleada. Por ello, si México es el país numero uno en obesidad infantil, ¿por qué en lugar de que los niños se la pasen tragando y jugando video juegos no se imaginan “banda de bicicletas”?
No sé ustedes, pero yo ya regresé al sano vicio de usar la bicicleta y no lo pienso dejar otra vez.
Me gustó mucho leer este artículo. Redacción coloquial y atractiva. Felicidades