El pasado domingo fue un día importante. Mi familia decidió celebrar el ‘Día del Padre’ de una forma un tanto diferente a lo que normalmente acostumbramos. ¿Por qué mejor no ir a la playa a disfrutar de este día tan importante? -dijo mi mamá- Así, a la 1:00 de la tarde, ya estábamos en la carretera Mérida-Progreso con buena música y compañía.
Al llegar a Progreso se podía sentir enseguida el cambio de ambiente. El clima estaba más que perfecto. Podías sentir el aire fresco en tu rostro y los rayos del sol en su máximo esplendor sin quemar ni dar calor.
Lo único que me venía a la mente era: «nada mejor que la playa para celebrar a papá, comer mariscos frescos y tener un domingo diferente». Desde luego, también pensamos en cambiar de aires porque salir a comer a un restaurante se puede convertir en una experiencia un poco desagradable cuando se trata de un día festivo. Nada mejor que tu casa y el mar para ser feliz y disfrutar de la vida.
Después de disfrutar de un delicioso cóctel de camarones, pescado frito, guacamole y tostadas de jaiba, llegó el postre, las deliciosas paletas de “La michoacana” que nunca faltan si visitas Progreso.
El reloj marcaba las 4:30 y fue momento de regresar al calor, o sea, a Mérida. No obstante, definitivamente valió la pena salirse de la rutina y celebrar a papá en la playa en un espacio más privado para hacer la celebración más familiar.