Altavoz en pasado: San Juan Bosco

Altavoz en pasado: San Juan Bosco

Juan Melchor Bosco nació en un pueblo italiano en 1815. Desde pequeño se volvió un devoto fervoroso de María Auxiliadora porque a los nueve años tuvo por primera vez un sueño donde un grupo de niños jugaban y decían blasfemias y Juan, desesperado, los trataba de calmar –a palabras y a golpes- pero no lo conseguía. Entonces una voz le decía que una maestra llegaría y le diría cómo controlarlos. El sueño se volvió repetitivo y entendió que era la Virgen quien le hablaba en sueños.

Ilustración de los sueños de Juan Bosco.

Cuando tenía 11 años, descubrió un mundo con el que se fascinaba: el circo. Aprendió saltos mortales, juegos de manos, caminar sobre la cuerda floja y otros actos circenses que llamaban la atención del público. Pero el niño no cobraba por que lo vieran, en cambio, los invitaba a rezar el rosario y escuchar lo que contaba sobre lo que había aprendido en la iglesia.

La Revolución Industrial tuvo muchas consecuencias, entre ellas la indigencia. Tanto niños abandonados, como personas que vivían en la miseria, se apropiaron de las calles. Juan Bosco se ordenó sacerdote y pronto conoció un grupo de jóvenes criminales en Turín, todos ellos, producto de esta situación económica y social.

San Juan Bosco, defensor de los niños y patrono de los estudiantes.

Se dedicó a construir un hogar en donde los chicos pudieran conocer a Dios y reformarse. Todos lo querían y lo llamaban “padre” de esas “pequeñas casas de la Divina Providencia”. Les dio alimento, abrigo y educó a miles de “niños de la calle”, creando una gran familia.

El 31 de enero de 1888, murió en Turín. Permaneció incorrupto su cuerpo en la basílica de María Auxiliadora. El Papa Pío XI lo canonizó en abril de 1934.

Publicó cerca de 50 libros de teología y pedagogía. Asimismo, fundó una familia formada por sacerdotes salesianos, las hermanas salesianas y una asociación de exalumnos salesianos: se inspiraba frecuentemente en san Francisco de Sales.

Don Bosco y los niños de sus hogares.

El sistema de don Bosco se basaba en el amor, la educación y la religión. Fue un férreo defensor de los derechos de los niños. Uno de sus últimos mensajes fue: “Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. Os espero a todos en el paraíso”.

 

Fuente de información: Santitos, Ambardiseño editores.

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