El 12 de junio de 2016, un hombre armado asesinó a 49 e hirió a 53 personas en Pulse, un club nocturno gay en la ciudad de Orlando, Florida. El perpetuador del crimen fue identificado como Omar Mateen, de 29 años, acusado de ser un terrorista islámico.
De inmediato se le acusó de ser un terrorista y se descartó cualquier posibilidad de que tuviera problemas de salud mental, pero ¿qué es lo que marca esa diferencia en Estados Unidos? Al parecer, su religión.
Según Gun Violence archive, la masacre fue el 133° tiroteo masivo en Estados Unidos durante 2016, y de acuerdo a los medios, fue clasificado como terrorismo. Sin embargo, sólo tres de esos tiroteos han sido perpetrados por musulmanes.
El 17 de junio del año pasado, Dylan Roof, asesinó a nueve afroamericanos en la Emanuel African Methodist Epicospal Church en North Carolina.
Después del atentado se descubrió una página manejada por Roof llamada The Last Rhodesian en la que afirmaba pertenecer a movimientos Neo-Nazis y que debía cometer el crimen porque “la gente negra debe ser eliminada”.
A pesar de lo anterior, a Roof no se le llamó terrorista en ningún medio de comunicación, sino que se sugirió que padecía un trastorno obsesivo compulsivo y adicción a las drogas.
La forma en que los medios abordan estas tragedias ha afectado la percepción que se tiene sobre las mismas, de tal forma que se le suele llamar terrorismo sólo a aquellos actos que involucran a la comunidad musulmana.
La situación ha llegado a tal punto que, según un estudio de The Morning Consult, la mitad de los americanos están de acuerdo con que se apruebe una prohibición temporal a la entrada de musulmanes a Estados Unidos.
No se debe caer en el error de llamar terroristas a todos los pertenecientes a la comunidad musulmana: se debe adoptar una actitud crítica ante estas situaciones para poder divisar la realidad de los hechos y hacer un llamado a los medios de comunicación para que no se altere la información de tal manera.
De igual manera, quizás lo más correcto sería enfocarnos en el verdadero problema de Estados Unidos.
En ese sentido, probablemente la principal razón por la que suceden tantos tiroteos masivos en Estados Unidos sea la facilidad que existe en la nación norteamericana para obtener armas.
Asimismo, en México, no se debe soslayar cómo afecta el problema de las armas, puesto que se calcula que de las armas que entran al país 4 de cada 5 son obtenidas en Estados Unidos.
Si bien es cierto la misma Constitución de Estados Unidos defiende en derecho de los ciudadanos de portar armas, la realidad actual debería llevarles a analizar el asunto y realizar algún cambio por el bienestar de su nación.
¿Cuántas tragedias como la anterior debe vivir la nación norteamericana para cambiar su política de armas?