Cine vs Racismo: Children of Men

Cine vs Racismo: Children of Men

El otro día, sentado en la sala, vi por primera vez Children of Men, del cineasta mexicano Alfonso Cuarón. Ésta es una de las obras cinematográficas más reconocidas por la crítica, pero que no cosechó tanto éxito entre el público; en comparación con otras obras suyas, ha sido poco apreciada, inclusive ha sido olvidada.

La película está basada en la obra homónima de la inglesa P. D. James, cuya trama se desarrolla en un contexto post-apocalíptico, en el cual, tras 18 años de infertilidad humana global y en pleno 2027, la civilización se encuentra al borde del colapso.

El protagonista de la historia es Theo Faron (Clive Owen), quien de manera inesperada se convierte en el guardián de Kee (Clare-Hope Ashitey), una inmigrante quien resulta estar inexplicablemente embarazada; por lo que la ayudará a llegar con un supuesto grupo de científicos que trabajan en la cura de la infertilidad, el “Human Project”.

Children of Men exhibe el fenómeno del racismo que actualmente nos afecta a nivel mundial, tomando como escenario al Reino Unido del futuro, donde los inmigrantes son apartados de sus derechos y encerrados en campos de concentración. La ironía se hace presente en la trama, al mostrar que una inmigrante africana quien tiene la posibilidad de salvar a la raza humana.

Desde mi propia interpretación, el filme tiene la clara intención de crear conciencia sobre los problemas sociales que se vivían hace algunos años, obtuvo un impacto social… ¿exitoso? ¡Lamentablemente, no!

Han pasado casi 13 años desde el estreno de la adaptación cinematográfica, cuyo mensaje parece quedar en el olvido, ya que hoy más que nunca se vive una tensa situación en contra de los migrantes del mundo entero.

Probablemente, la causa por la que Children of Men no fue un éxito en taquilla sea el hecho de que maneja una temática que puede resultar incómoda, aburrida o ante la cual se ha insensibilizado la población en los últimos años; la realidad es que los espectadores exigen cada vez menos de las historias por las que pagan, decantándose por los efectos especiales, las explosiones y las tramas sin sentido.

Ante lo anterior, queda eclipsado el trabajo de dirección, edición y montaje realizado por Cuarón y sus colaboradores; además de lo que, a mi consideración, es el principal atractivo del filme: la exquisita fotografía, dirigida por el también mexicano Emmanuel Lubezki, y quien retrata a la perfección el contexto de una sociedad al borde de la extinción.

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