Una historia sobre rupturas y nuevos comienzos
El 14 de febrero, San Valentin, es una fecha llena de flores, chocolates y declaraciones de amor. Sin embargo, para muchas personas también es un latente recordatorio de relaciones que terminaron. Todos los días son nuestros (2016), Catalina Aguilar Mastretta, es una novela que habla del desamor, la nostalgia y la búsqueda de una nueva vida después de una ruptura.
La historia sigue a María y Emiliano, una pareja que ha estado junta desde la adolescencia, lo que parece una eternidad. Durante diez años, compartieron momentos felices, planes y sueños. Pero el amor no siempre es suficiente y, de un día para otro, su relación termina. María se enfrenta al gran vacío de la separación, al miedo de estar sola y a la necesidad de reconstruirse. Con una prosa sencilla y cercana, muy coloquial como la de su madre, Aguilar Mastretta retrata con realismo lo difícil que es soltar el pasado y seguir adelante.
A diferencia de las típicas historias románticas, en esta novela no idealiza el amor para nada. En cambio, muestra como las relaciones van cambiando, que las personas evolucionan constantemente y que, aunque una historia termine, la vida sigue pasando. María aprende a reencontrarse consigo misma, con su pasado, su presente y a descubrir qué quiere fuera de la sombra de Emiliano.
Para San Valentín, Todos los días son nuestros es una lectura perfecta para quienes han vivido una separación y buscan una historia con la que puedan identificarse. Nos recuerda que el amor no siempre dura para siempre, pero también que después del dolor viene la oportunidad de empezar de nuevo.
Al final, el desamor se convierte en una gran herramienta de crecimiento personal, donde cada final se convierte en una oportunidad para redescubrir el verdadero significado del amor.