Si hay un plato capaz de unir a los gallegos ese es el pulpo a la gallega. Sencillo en ingredientes, pero increíble en sabor y tradición, este manjar se ha convertido en un símbolo de la cocina gallega y un referente de la gastronomía española.
Un plato con historia
El “pulpo á feira” recibe este nombre porque tradicionalmente se servía en las ferias gallegas, donde las “pulpeiras” lo cocinaban en grandes calderos. Allí, en medio de la gente, el aroma del pulpo recién cocido se mezclaba con el ambiente festivo.

¿Cómo se prepara el pulpo a la gallega?
Aunque parece sencillo, la clave está en la técnica ya que el pulpo a la gallega se cuece en agua hirviendo.
Antes de cocerlo, se mete y se saca del agua para que la piel no se desprenda.
Una vez cocido, se corta con tijeras en rodajas sobre un plato de madera.
Se aliña con sal gruesa, pimentón puede ser dulce o picante y un buen chorro de aceite de oliva.
El pulpo a la gallega como experiencia cultural
Más que una receta, el pulpo a la gallega es parte de la identidad gallega como es aquí la comida típica yucateca. Degustarlo en una feria, en un restaurante especializado o junto al mar la clave es disfrutar de una experiencia que conecta gastronomía y tradición.
Curiosidades del pulpo a la gallega
- En Galicia, septiembre es el mes del pulpo por la Fiesta del Pulpo de O Carballiño, declarada de Interés Turístico Internacional.
- La tradición dice que nunca se debe cocer el pulpo con sal en el agua, sino añadirla al final.
- En muchas zonas se acompaña con patatas cocidas que absorben el color del pulpo y el sabor del pimentón con aceite.
El pulpo en la economía y el turismo
El pulpo es también un recurso económico importante en Galicia. La pesca de pulpo en las rías gallegas tiene gran valor y se regula para evitar la sobreexplotación. Además, miles de personas que visitan la región cada año hablan de la gastronomía gallega como uno de sus principales atractivos, y probar el pulpo a la gallega es casi una parada obligatoria.