Reflexiones de un pib (columna)

Reflexiones de un pib (columna)

cabeceratania

Llegó la época del año que todo buen yucateco, si bien no de nacimiento –como es mi caso- sí de corazón, espera el hanal pixan (por no decir día de pib).

Si me lo preguntan, he de confesar que una de mis épocas favoritas del año, sólo después de navidad, es justamente ésta, y aunque en buena medida el pib sea el motivo de ello, hay mucho más allá detrás de este peculiar y exquisito platillo de la gastronomía yucateca.

Para los que no lo sepan, el pib o mukbil pollo es un platillo tradicional yucateco semejante a un tamal, que se prepara con ocasión del hanal pixan o día de muertos y que adorna todas y cada una de los altares de muertos de la región sur-este del país.

Habrá quienes me creerán loca por dedicarle éste, mi espacio semanal, a un pedazo de tamal y yo les he de responder que, aunque Mukbilcarezca de sentido, en efecto el pib guarda un significado que subyace al aparente.

Son los colores y los aromas que me remiten a la esencia de México. Es el símbolo de la devoción con la que las familias recuerdan a aquellos que se han marchado del mundo físico, sólo para convertirse en ánimas que año con año prometen volver por una probadita de aquello a lo que se aferraban cuando en vida. Son siglos de tradiciones consumados en un delicioso manjar. Es razón de convivencia y despliegue de los valores que caracterizan a la tradicional familia mexicana.

No sólo eso, también es una analogía de nuestra existencia, piénsenlo por un momento pero sólo brevemente pues tan rápido como se va el pib, se va la vida.

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