El primer ministro británico, Boris Johnson, ha dado a conocer la nueva política de inmigración en el sector laboral que pretende «retomar el control de las fronteras» a través del endureciendo las condiciones de acceso al país y al mercado laboral. Con dicha política, que entrará en vigor en enero de 2021, se acaba el libre tránsito de personas, premisa asegurada durante la permanencia en la Unión Europea.
La política rechazar a los trabajadores no calificados o con bajo nivel de inglés, a partir de un sistema de puntos, similar al que se mantiene en Australia:
«Se otorgará veinte puntos si se presenta una oferta previa de contrato; otros tantos si tienen las cualificaciones necesarias; 10 más si se posee un buen nivel de inglés, y 20 si el salario anual ofrecido alcanza los 30.000 euros», se detalló, entre otros elementos.
El requisito mínimo para entrar a trabajar a Gran Bretaña será de 70 puntos, sin importar el país de procedencia. Esto no aplica para ciudadanos comunitarios ya residentes en el Reino Unido, quienes tienen un plazo para regularizarse tras el Brexit.
Fuente de la información: El País.
Fuente de la imagen: América 2.1