Tan descortés como que el empresario Emilio Azcárraga hiciera caso omiso a la carta del actor Héctor Suárez, es que la opinión pública también ignore lo que en ella se ha expresado.
En días pasados salió a la luz una carta redactada por Héctor Suárez donde explica la razón de su inesperada salida del programa Iniciativa México en su segunda temporada, además señala con severidad los abusos y la deshonestidad de los medios, especialmente de la casa productora Televisa.
Para unos esta carta puede estar fuera de lugar y podrían sugerir que la ropa sucia debe lavarse en casa. Otros podrían elogiar al actor resaltando su valentía y su profesionalismo. Todo cabe en este medio. Lo que es un hecho y nos compete por estar involucrados con la profesión, es que la carta seguramente dará pie a una serie de reclamos y críticas hacia la empresa. Es bien sabido por la mayoría, que Televisa (como TvAzteca) lejos de ser una fábrica de sueños, es una empresa consagrada a lucrar con los sentimientos y el ocio de la gran mayoría de los mexicanos; todo eso a costa de la exclusión de quienes no siguen con el prototipo de guapos (as) y el abuso por parte de los quien tienen el poder. No es una generalización, pues seguramente hay quienes profesionalmente se dedican a desempeñar su cargo con dedicación y respeto. Sin embargo, el medio como tal, está muy viciado al grado de que limitan todas las propuestas de cambio y de progreso que los expertos y experimentados hacen.
Ojalá que esta carta resuene un poco más en la opinión pública que está acostumbrada a quejarse en corto y con el vecino, pero que ante muchos prefiere mantener un perfil bajo. Quizá después de esto podamos generar presión, no solo a Televisa sino a aquellas cadenas a las que les queda el saco, para revalorar las carreras relacionadas con los medios y el entretenimiento; para reconocer el esfuerzo y la preparación de quienes optan por este trabajo más por vocación que por interés económico. Si entretener es un negocio, que sea un negocio de profesionales, preparados, competentes y no un negocio entre pantanos y chiqueros.