Ante los diversos enfrentamientos en los últimos meses entre partidarios y opositores del depuesto presidente Mohhamed Morsi en Egipto y tras la intervención de fuerzas armadas, el país fue declarado el pasado 14 de agosto con estado de emergencia nacional y toque de queda regional, el primero con duración de un mes, y el segundo, con tiempo indefinido con el fin tratar de regresar la calma al país.
Tras el declarado estado de emergencia, se dio a conocer que el vicepresidente egipcio, Mohamed ElBaradei, presentó su dimisión del cargo y afirmó: «Se ha vuelto difícil para mí asumir la responsabilidad de decisiones con las que no estoy de acuerdo y cuyas consecuencias temo». Esto tras el número creciente de muertes debido a diversos enfrentamientos.
Los hermanos musulmanes, cofradía musulmana, continúan exigiendo el regreso al mandato de Mohammed Morsi, quien fuera derrocado por militares el pasado 3 de julio. Islamistas siguen llamando a nuevas manifestaciones, mientras las fuerzas armadas continúan tratando de desmantelar acampadas de partidarios del ex presidente.
Asimismo, los enfrentamientos y el número de muertos y heridos sigue creciendo. En días recientes, una mezquita utilizada como refugio por islamistas fue prendida en llamas.
Mientras el gobierno sigue tratando de disolver el grupo de los hermanos musulmanes, los conflictos parecen no tener un fin próximo. Al respecto, la ONU ha decidido mandar a un representante en busca de un posible acuerdo que pueda detener el número de muertes, así como la conformación de un estado civil que no sea religioso ni militar.
Fuente: El Informador
