El milagro mexicano de Peña Nieto

El milagro mexicano de Peña Nieto

Por Brenda Pérez

Hace unos meses el Presidente de nuestro país declaró que México era un país emergente con una economía que iba creciendo e incluso que era una de las más fuertes de Latinoamérica. Pero, ¿qué tanto cierto es? Peña Nieto declaró que México es una economía fuerte, que va creciendo cada vez más e incluso llegando a superar a economías como la de Brasil, pero si esto es cierto, ¿por qué seguimos como estamos, sin poder ver un cambio tangible en el país? Llevamos siendo un país «emergente» desde hace tiempo y ya nos estamos cansando de escucharlo.

Peña Nieto, desde su llegada a los Pinos, ha pretendido establecer una serie de reformas estructurales en lo laboral, energético, educativo, así como en lo fiscal, pretendiendo proyectar una imagen de un país más competitivo y listo para que emerja como una economía atractiva. Sin embargo, se ha enfrentado a una serie de obstáculos políticos, sociales y económicos que han impedido avanzar en estos terrenos, llevando a que no se logre ver a México como un país atractivo listo para la inversión.

De un tiempo para acá, México ha logrado tener una macroeconomía sólida y estable, es decir, no hemos tenido inflaciones altas o devaluaciones, cosa que sucedía con mucha frecuencia en sexenios anteriores. Sin embargo, es notable como el costo de los productos básicos, gasolina, sueldos, entre otras cosas, no han mejorado a favor de la población. Esto sucede ya que nuestra economía a nivel micro se encuentra muy por debajo de los niveles de bienestar que buscamos los mexicanos.

Si comparamos a México con otras economías emergentes, tales como Brasil, India o Corea del Sur, nos damos cuenta como éstas sí han logrado introducir cambios estructurales que les han permitido mostrarse más competitivos que nuestro país. Comparando la reforma energética con las de otros países, tenemos el caso de Brasil, que tiene un modelo de inversión que le permite abrirse a capitales foráneos en su compañía petrolera (PETROBRAS). Esto no es posible en México, ya que se politizan este tipo de reformas, impidiendo el avance en ciertos sectores.

Finalmente, ¿cuál es la solución? Empezar a entender, tanto gobierno como población, que el camino se volvería más sencillo si quitáramos los obstáculos que nosotros mismos nos ponemos. Pareciera que somos un país cuyo principal oponente es el mismo. Hay que presentar iniciativas que permitan tener un México cada vez más fuerte y atractivo ante los ojos del mundo. Sólo así se podrá ver y vivir en un México diferente.

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