En estos tiempos en los que se habla tanto de quién se va y quién se queda en la selección mexicana, en los que la continuidad parecía ser la respuesta, con los buenos resultados que acompañaron a José Manuel de la Torre y su cuerpo técnico en el 2012, se buscó, como en ningún otro proceso mundialista, respaldar el trabajo del director técnico, aunque sus resultados en 2013 no lo hicieron.
En contraste, fueron dos partidos los que tuvo “Vuce” para intentar armar un rompecabezas con muchas piezas rotas y otras perdidas, dos partidos en los que no se puede juzgar ni calificar un trabajo, ciento ochenta minutos que son nada comparado con el tiempo de más que se le dio al “Chepo”.
Miguel Herrera ha sido el técnico más exitoso y regular en los últimos 4 torneos locales, y viéndolo de esta forma, es experto en tomar equipos muertos y darles un segundo aire. Más que su capacidad técnica, se caracteriza por llevar buen ambiente al vestidor y por hacer que 11 individuos se vuelvan un verdadero equipo. Si bien su llegada al Tri no fue de la mejor manera, creo que tiene con qué lograr el objetivo.
“Los que se tienen que ir son los de arriba” es un discurso muy repetido en todos los programas da análisis deportivo. Todos sabemos eso, pero en lugar de pensar quién se debe ir, se debe pensar en quién debe llegar; la selección necesita un psicólogo del deporte, alguien que elimine los fantasmas (viejos y nuevos) y reactive la mentalidad que se tuvo aquel 11 de agosto de 2012.