Cuando los clásicos se destruyen: crítica a ‘Maléfica’

Cuando los clásicos se destruyen: crítica a ‘Maléfica’

 

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«Antes tuve alas, eran fuertes, pero me fueron arrebatadas.» (Maléfica) 

Una hermosa hada: ‘Maléfica’ (Angelina Jolie) lleva una vida idílica, creciendo en un apacible bosque hasta que un día un ejercito invasor amenaza la armonía de la tierra. ‘Maléfica’ se levanta para ser la más fiera defensora de la tierra, pero termina sufriendo un despiadado acto de traición, un acto que cambia su corazón puro en piedra. Llevada por la venganza, ‘Maléfica’ enfrenta una batalla épica con el sucesor del rey invasor. Como resultado, le pone una maldición a su bebé recién nacido: Aurora.

Estamos enfrente de la primera película dirigida por Robert Stromberg, reconocido por sus dos Oscar en la rama de dirección de arte para los largometrajes Alice in Wonderland (2010) y  Avatar (2009).  Con Maléfica, Stromberg presenta un largometraje esencialmente familiar y de aventuras, aunque, por otro lado, también es una película romántica si lo vemos desde otro punto de vista.

El guion de la película es realizada por Linda Woolverton, escritora de El Rey León y La Bella y la Bestia. En ese sentido, es de extrañarse que tengamos como resultado a una ‘Maléfica’ con un argumento que reinterpreta -por ahorrarnos la palabra destruye- al personaje que fue presentado en el ya clásico de Disney La Bella Durmiente, presentándonos en su lugar, un cuento dentro de otro cuento en donde la “mala” no resulta serlo tanto y que ahora actúa como un termostato que pone en equilibrio el ritmo de la película, empezando como un personaje con alta carga dramática y que, poco a poco, con la misma fuerza con la que fue introducida, se convierte en un maniquí que comparte la misma armonía arrítmica con los otros personajes, los cuales no evolucionan, no tienen vida propia. Sólo Jolie logra sacar a medias al personaje que interpreta.

Por otra parte, tomando en cuenta que se destruye el canon narrativo original, nos topamos con un ‘Stefan’ que nació pobre, y que para bien de la historia, de la noche a la mañana se convierte en heredero del trono terminando como rey. Asimismo, el filme presenta a unas hadas madrinas que no tienen nada de maternales, al igual que un príncipe de dudosa inteligencia.

Para terminar, tenemos a una ‘Maléfica’ que actúa como una niña lastimada por el desamor, y que por berrinche, se vuelve mala, maldice a la hija del Rey, aunque con el tiempo se vuelve su niñera y la madre que nunca tuvo (la verdadera sólo aparece unos minutos).

De esta forma,  Stromberg convierte la imagen de una de las villanas más respetadas en el cine en un tierna mujer con corazón de chocolate que juega a ser malvada, pero que al final no lo logra.

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A pesar del ultraje narrativo, visualmente hablando la película queda muy bien posicionada, creando escenarios maravillosamente realizados y con un detalle remarcable (ojalá hubiéramos visto estos detalles en el guion). Además, el vestuario también se lleva una mención especial, ya que, por sorprendentemente que parezca hasta este punto, sí se apega al estilo presentado anteriormente en el clásico animado, aunque ciertamente no recordamos que Maléfica tuviera un vestuario diferente para cada escena en la que aparece (que va desde el vestido original, hasta una versión que parece más Gatubela que Maléfica)

Maléfica es lo último que trae el “nuevo” cine de Disney:  un filme superficial, que se centra en la estética visual y deja muy atrás una historia bien realizada que le haga justicia a sus personajes y que los obliga a vivir en este universo sentimentaloide que la casa del ratón intenta introducir casi a la fuerza a la gran mayoría de sus producciones.

El resultado es poca magia, un producto ineficiente y que nos deja con ganas de quedarnos con el recuerdo de la película de 1959, donde aparece la verdadera ‘Maléfica’, no la parodia que nos presentan en esta ocasión.

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