En días pasados, cuando me sumergía en una cotidiana revisión de mis redes sociales, me encontré con el video viral de Emma Watson, embajadora de buena voluntad de la ONU.
«Cuanto más me he referido al feminismo, más me di cuenta de que luchar por los derechos de las mujeres se ha convertido con frecuencia en sinónimo de odio hacia los hombres. Si hay algo que sé con seguridad es que eso tiene que parar» fueron las palabras de la actriz que más han conmovido a los usuarios de la red.
Actualmente se suele asociar a una mujer feminista con la mujer (en la mayoría de los casos ha sido víctima de abusos por parte del sexo opuesto) que odia de manera inexplicable a los hombres y que cree firmemente que el mundo podría ser perfecto con puras mujeres en él.
En ese sentido, me parece que el feminismo es más que la lucha por los derechos de las mujeres: es también una lucha por la equidad de género. No debería verse el feminismo como una guerra de sexos sino como una realidad no tan utópica hacia la paz.