De pronto te sientas y te pones a pensar que sería de ti sin tus papás, sin tu mascota, sin tu móvil o ese amigo al que tanto estimas y pasas horas del día. Pero, ¿qué sería de la vida sin poesía?
Escribir versos es otra manera de explicar y comprender la vida. Está claro que los poetas tienen un don inigualable. Un don que puede convertir algo tan simple a algo extraordinario, de manera que son palabras que te envuelven en una nube viajera y te llevan hasta lo inimaginable.
De esta forma, existió un poeta mexicano al cual nadie pudo ignorar gracias a que hacía, de lo cotidiano, versos extraordinarios. No importaba el tema: días felices, momentos tristes. Incluso las noticias se volvían bellas bajo su pluma.
Cuando murió su padre escribió: «Es un mal sueño largo, una tonta película de espanto, un túnel que no acaba lleno de piedras y de charcos. ¡Qué tiempo éste, maldito, que revuelve las horas y los años, el sueño y la conciencia, el ojo abierto y el morir despacio!»
El anterior es un fragmento de ‘Algo sobre la muerte del mayor Sabines’ padre del ya extinto poeta chiapaneco Jaime Sabines, uno de los más grandes autores líricos que México nos ha entregado.
¿Qué sería de la vida sin poesía? ¿Qué sería de la vida sin el humor elocuente de la cotidianidad? ¿Y sin las palabras profundas que te ponen a reflexionar y pensar de qué manera lo podrías cambiar? ¿Qué sería de la vida sin poesía?
Fuente de la imagen: http://aquiesqueretaro.com/wp-content/uploads/2012/03/Sabines.jpg