La lluvia sigue cayendo en el Carlos Iturralde (crónica)

La lluvia sigue cayendo en el Carlos Iturralde (crónica)

En el marco de la materia «Innovación y estructura periodística», alumnos del séptimo semestre de la Escuela de Comunicación de la Anáhuac Mayab realizaron un primer ejercicio de crónica. Así, a través de este texto, Óscar Ventura, amante del futbol, recuerda una nueva noche triste para la afición cierva en Yucatán.  

Martes 21 de octubre del 2014. Era un día opaco y la lluvia no cesaba, sin embargo, éste era el esperado por todos los aficionados del CF Mérida, ya que el equipo de futbol, que disputa la Liga de Ascenso MX, logró clasificar a la ronda de cuartos de final en la Copa MX como súper líder de la tabla general donde enfrentaría al octavo lugar, Lobos BUAP.

El equipo local llegó invicto hasta esta instancia del torneo, disputando su pase en un grupo complicado junto a Pumas, Atlante y Toluca. Ésta era la razón por la que miles de aficionados asistirían al estadio en aquel día lluvioso. El partido se jugaba a las siete.  Yo llegué un poco antes, pensando que sería difícil acceder al estadio, pero para mi sorpresa, las puertas de acceso al estadio Carlos Iturralde Rivero se encontraban como nunca antes las había visto: vacías.

No fue larga la espera para ingresar. Una vez dentro, observé cómo la lluvia había sido factor influyente en la poca asistencia de los aficionados al Iturralde. El número oficial de asistentes al encuentro fue de 1,417 personas. Desde el preferente poniente, zona en la que me ubicaba, se podían observar las dos porras fieles al equipo local: “La Ultra Sol” y “La del Eterno Awante”, quienes comenzaron a entonar cantos y apoyar a los venados del CF Mérida desde antes de que los jugadores brincaran al campo de juego. La gente hacía comentarios de ilusión sobre el partido: la liga de Ascenso ya estaba más que perdida para los meridanos. A mis espaldas se encontraba un joven que asistía por primera vez al estadio con la ilusión de ver a los Venados calificar a las semifinales. Podía sentirse una sensación de alegría en todo el estadio.

Los jugadores entraron al campo y el director técnico, Ricardo Valiño, quien antes entrenaba al conjunto astado, en esta ocasión era el rival. El partido arrancó y la lluvia continuaba. El equipo local encontraba espacios y opciones muy claras de gol, pero para su mala fortuna no concretaron una sola en el primer tiempo, sin embargo, la gente no dejó de alentarlos y apoyarlos en ningún momento. “Vamos Venados”, gritaban los aficionados y el grito de todo el estadio de aquella palabra que se volvió aún más famosa en el pasado mundial de Brasil 2014 resonaba en todo el complejo cada vez que el portero rival realizaba un saque de meta.

Los aficionados también se metían con el DT del equipo rival y lo insultaban, a pesar del buen trabajo que éste había realizado en sus seis torneos disputados como timonel del equipo yucateco. Se fueron al descanso con el marcador igualado a ceros, mientras tanto la gente optó por resguardarse de la lluvia en el descanso, ya que ésta no paraba.

Comenzó el segundo tiempo. La lluvia continuaba. Las porras cantaban y la gente seguía gritando y alentando al equipo. Transcurrieron seis minutos en el segundo tiempo cuando, finalmente, los Venados encontraron el gol que les daba la victoria parcial anotado por Cesar Morales después de haber recibido un centro pasado de Luis Acuña y disparado a primer palo. Aquel grito de gol aumentó la ilusión y la confianza de la afición en los Astados. El partido continuó con una gran posesión de balón por parte de los locales, quienes continuaron llegando y creando buenas jugadas, las cuales, al igual que en el primer tiempo, no concretaban. Así, a 20 minutos del final, Omar Tejeda, de Lobos BUAP, encontró el espacio para sacar un disparo que se volvió golazo y empataba el encuentro.

El equipo local no bajó los brazos y siguió generando peligro pero, a nueve minutos del final, Ever Guzmán encontró un balón tras un error defensivo que puso en las redes del equipo local y le daba la victoria momentánea a los visitantes. Una sensación de desilusión y decepción comenzó a sentirse en todo el lugar. Llegó la desesperación. La gente continuaba gritándole insultos al DT rival y a la banca del equipo, tirando vasos y objetos a la banca de los poblanos, aficionados angustiados y borrachos que no se creían lo que estaban viendo. Así, fue en el tiempo agregado donde toda ilusión y alegría se convertiría en llanto y dolor para los que apoyaban al equipo local, ya que el equipo local cometió un penal que anotaría Diego Jiménez para sentenciar el partido.

En las gradas, una afición triste, ardida, molesta, desilusionada y decepcionada de su equipo comenzaba a retirarse. Los jugadores, cabizbajos, entraron al túnel y Lobos celebraba su triunfo mientras la gente los insultaba y gritaban. Un joven decepcionado se acercó al palco de los directivos y les gritó violentamente “¿Así quieres que la gente venga al estadio?, ¿Así esperas ver lleno este estadio?” mientras en su cara se veía una pena y una rabia enorme. La lluvia continuaba cayendo.

Tras haber hecho un buen papel en la Copa MX y finalizar una fase de grupos invictos, la escuadra astada causó una decepción más en su gente, una decepción más en Yucatán.

La lluvia sigue cayendo en el Carlos Iturralde.

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