Los Juegos Olímpicos son referencia del trabajo duro, esfuerzo y entrega que realizan los atletas, así como las ciudades que levantan la mano para realizar este evento tan importante. Sin embargo, una de las grandes cuestiones que el mundo deportivo se hace: ¿qué ocurre con las instalaciones después de una justa olímpica?
Pese a que los Juegos Olímpicos se han convertido en una tradición que se celebra cada cuatro años, el legado transmitido por las ciudades olímpicas ha dejado mucho que desear. No obstante, algunas ciudades aprovecharon el dato histórico que otorga el evento.
De esta forma, una de las ciudades que más ha sonado en los últimos días es PyeongChang, Corea del Sur. Fue sede de la XXIII Olimpiada de Invierno durante febrero de 2018. Al término de las competencias se activó un plan de renovación en sus áreas olímpicas.
Entre los principales puntos de este plan se encuentra: el desmantelamiento de los espacios que fungieron temporalmente durante la justa invernal y que ahora forman parte de diferentes proyectos, tanto nacionales como internacionales.
Se encuentra el desmantelamiento del International Broadcasting Center (IBC) que fungió como sede de los medios de comunicación. El proceso de desmantelado se dividió en dos partes: el primero fue la extracción de todos los materiales reutilizables físicos y posteriormente, los reutilizables no físicos.
Entre los materiales físicos que tuvieron diferentes usos, se encuentran más de dos docenas de paneles solares que sirvieron para abastecer de energía al sitio, los cuales fueron donados a comunidades marginadas en Uganda. Esto se brindó con el propósito de reducir los costos en el consumo de energía eléctrica en el país africano.
Uno de los proyectos fue el desmantelamiento parcial de los “cluster” olímpicos, que se convertirán en centros de entrenamiento para deportistas de alto rendimiento, así como para las diferentes instituciones educativas que busquen promover los deportes invernales.
Rusia, a la vanguardia
Otro de los países que encontró la forma de mantener un legado olímpico fue Sochi, Rusia. El 70% de sus instalaciones fueron temporales, solamente se tienen cinco inmuebles permanentes.
A su vez, el Estadio Fisht es uno de los pocos inmuebles construidos con visión a largo plazo, fungió como anfitrión de otros grandes eventos: la Copa Confederaciones y la Copa Mundial de Fútbol.
Tokio, la mejor de la historia
En el 2020, Tokio le abrirá las puertas al mundo al recibir la XXXII Olimpiada de verano. El país oriental ha prometido ser la mejor sede olímpica en la historia, por la calidad que presentará durante la justa, así como por la herencia olímpica que planea transmitir.
No cabe duda que, albergar una justa de estas dimensiones representa un gran reto para las ciudades candidatas. Sin embargo, el legado que se puede obtener de ello supera cualquier gasto realizado. Es por eso que pese al bajo interés de las ciudades en la justa multidisciplinaria más grande del mundo, las pocas que levanten la mano, deben de formarse la idea de dejar y transmitir el mejor legado posible para su país y el mundo.
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