Ronda de opinión: perspectivas sobre Internet (II)

Ronda de opinión: perspectivas sobre Internet (II)

A partir de la asignatura «Creatividad e innovación periodística», alumnos del quinto semestre de la Escuela de Comunicación de la Universidad Anáhuac Mayab reflexionan en diferentes vertientes sobre los alcances del Internet y sobre cómo «la red de redes» nos ha cambiado.  Así, en esta segunda entrega, los alumnos Édgar García, Víctor Dorantes y Andrea Hernández ofrecen sus puntos de vista de forma breve y concisa. 

Evolución virtual: Internet y medios

Por: Édgar García 

Con 239 millones de personas conectadas a Internet hoy en día, no hace falta salir de casa o prender la televisión para enterarse de lo que sucede a nuestro alrededor.

Inclusive ya no necesitamos comprar el periódico para conocer los sucesos más importantes de la semana. Simplemente es necesario abrir las redes sociales y toda la información aparecerá a tan solo un click de distancia, uno que nos conecta a un mundo entero de información en todo el mundo.

Desde la creación del Internet, las puertas del universo se les han abierto a muchas personas, así como naciones y gobiernos enteros que lo usan a su beneficio, inclusive restringiéndolo debido a su gran poder de contenido.

La pregunta aquí es: ¿Vamos hacia un camino donde el Internet lo es todo o ya estamos en él? Hoy en día no existen periódicos que no tengan una página de línea o marcas que no se esfuercen por interactuar con sus clientes mediante las redes sociales.

El Internet ha tenido un cambio notablemente acelerado y lo sigue haciendo después de su creación: es un fenómeno global. Es igual o más de indispensable que una televisión dentro del hogar. Ya ni siquiera se puede trabajar sin estar conectado a la red.

Los viejos y nuevos retos del periodismo en la era de la información

Por Víctor Dorantes

¿Qué tan de la mano van el desarrollo tecnológico y las necesidades de información? Con el Internet se brindó un nuevo campo de acción para las audiencias, ya que se hacen capaces de replicar al medio y hasta  generar información que se vuelva noticia.

Pero, con menos de la mitad de la población mundial “en línea”, aún no puede hablarse del Internet como un referente inmediato de toda la sociedad. Es innegable que esta desproporción o «brecha digital» ha afectado  tanto a esta nueva forma de periodismo como al Internet como medio de comunicación, hasta ahora incapaz de igualar en alcance y credibilidad a la radio y la televisión.

El periodismo digital no sólo ha debido afrontar esta “desventaja”, pues también debe lidiar con dificultades comunes que han emigrado a este nuevo terreno: el desinformador vuelto troll y el rumor hecho leak, sumado a  la creciente reaparición de la censura y la persecución.

Por ello, hasta ahora, sólo puede hablarse  de una transición hacia el periodismo digital, al menos hasta aminorar esta falta de integración social,  de manera que no sólo se satisfagan  necesidades comunes de información  sino que se brinden nuevas oportunidades para enriquecer al periodismo.

El mundo antes y después del Internet 

Por: Andrea Hernández 

Escribir un e-mail parece la cosa más normal del mundo. Habrá personas que mandan uno o dos al día, mientras que otros se encuentran cada mañana con 20 o 30 correos en sus bandejas. Hace 20 años, ¿quién lo hubiera creído posible? Era mucho más sencillo levantar un teléfono, incluso mandar un fax o, un poco más adelante, utilizar el famoso beeper. Pero, ¿un correo electrónico?

Diez años después, todo había cambiado. Ya no eran sólo correos electrónicos o sencillos sitios lo que encontrabas en la web. Periódicos, canales de televisión, productoras cinematográficas, poco a poco todos los medios empezaban a instalarse en la World Wide Web. Hoy en día, radio y televisión transmiten en vivo por este medio. ¿Qué ha sucedido? ¿Cómo el Internet ha podido reunir en un solo lugar tanta variedad de información?

Y, lo que es más interesante aún, ¿cómo lidiar con la avalancha de datos que cae sobre nosotros todos los días? Las noticias que antes recibía sin chistar llegan a mi al mismo tiempo de cinco fuentes diferentes, y cada una con variaciones. Ahora no sólo se trata de qué creer, sino a quién creer, y cuándo hacerlo. ¿Lograremos mantener una duda razonable o caeremos en una paranoia crónica?

 

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