La solución no está en las armas y la sangre.

La solución no está en las armas y la sangre.

¿Cómo puede detenerse la violencia en el país? ¿Cuáles son las causas? ¿Es el gobierno responsable en su totalidad de lo que sucede?                

El país se encuentra en uno de los momentos más críticos que ha tenido que enfrentar en muchos años, quizá desde los años de la revolución. Una afirmación severa, dirán exagerada, pero  no por ello lejos de la realidad. En aquellos años de la revolución coexistía la desigualdad social y económica, el crimen, violencia y la incapacidad de los gobiernos para controlar el país.

Regiones enteras del país en las cuales no existía un control real del gobierno federal o de los estatales o locales. Por la falta de vías de comunicación y organización de las fuerzas políticas  y militares que constantemente luchaban una contra otra por el poder.

La situación actual del país no es muy diferente. En México encontramos municipios y se presume que hasta estados fuera del control de los gobiernos, no a causa de la incapacidad de estructuración y control sino de fuerzas criminales organizadas que aterrorizan a los ciudadanos y someten a las autoridades, sea por corrupción vía extorsión o terrorismo, libres para hacer su voluntad.

Aunado a ello, las constantes pugnas políticas que se libran en todo el país por parte del gobierno federal, partidos políticos, grupos civiles y ciudadanos ante una posible crisis económica y un aumento de la desigualdad.

Pero ¿cómo puede detenerse la violencia en el país? ¿Cuáles son las causas? ¿Es el gobierno responsable en su totalidad de lo que sucede? En el sexenio anterior se optó por un ataque frontal y directo contra la delincuencia organizada, una lucha contra el narcotráfico. Si bien el expresidente Felipe Calderón ha afirmado que fue más bien una lucha por la seguridad pública que se veía amenazada y comprometida por las actividades de esos grupos criminales. Los resultados de dicho plan de acción han demostrado que no es la mejor estrategia para frenar la creciente violencia en el país.

Sería mejor optar por eliminar las causas que facilitan el incremento de la delincuencia. Puesto que es claro que si existiese un buen estado del bienestar, en el cual todos se encontraran con la posibilidad de una mejor vida, no se optaría por una vida criminal.

Pero esta solución es lenta, de largo plazo y se necesitan acciones inmediatas, puesto que personas mueren día a día en nuestro país. Entonces sería prudente tomar el ejemplo de Brasil, que ha logrado reducir en un 27% la violencia que se vive y mejorar las condiciones de vida y  seguridad en las famosas y temidas favelas.

Todo gracias a un nuevo plan de acción, el cual involucra una mayor y permanente presencia policíaca, pero de policías menos maleados y nuevos elementos, que fueron adoctrinados con enseñanzas sobre la policía comunitaria, su misión de servicio y el respeto a los derechos humanos.

Las UPP (Unidades de la Policía Pacificadora) se instalaron permanentemente en algunas favelas, implementando programas sociales y más próximos al ciudadano y menos bélicos, que se dedica a recuperar territorios perdidos y a ganarse el corazón de la gente puesto que su mayor aliado ha resultado ser el ciudadano promedio quien denuncia el crimen.

Los puntos claves en los cuales se basan sus acciones son:

Reducción de la desigualdad,

Disminución de la deserción escolar y

Mejoramiento de las condiciones de trabajo.

Son estas las acciones que deben tomar nuestro gobierno para eliminar eficazmente la violencia que nos acomete y a la par crear un verdadero estado del bienestar. Y no acciones bélicas que traen como consecuencia la muerte de servidores públicos, militares y ciudadanos.

Fuente de la imagen: http://static.tvazteca.com/imagenes/2011/02/567123.jpg

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