Libros que hallaron una segunda oportunidad

Libros que hallaron una segunda oportunidad

Yanet Aguilar Sosa | El Universal

Sea porque fueron publicadas en ediciones cortas que apenas se distribuyeron, porque las editaron instituciones culturales federales o estatales o porque no tuvieron la difusión adecuada que les permitiera llegar a los lectores, en nuestro país hay una buena cantidad de obras literarias “casi inéditas” que pasados los años han sido reeditadas por editoriales transnacionales con el fin de ofrecerles una segunda oportunidad de vida.

En ocasiones se trata de obras juveniles o primeros trabajos de autores sin mucho camino andado y cuya obra no alcanzó a circular ampliamente; pero que pasados los años, las editoriales que los han “fichado”, en su afán de tener “toda” la obra de los autores de sus catálogos, comienzan a hacer un “rescate” de esas publicaciones casi inéditas.

A partir de esa práctica común entre las editoriales, muchas novelas y algunos libros de cuentos -más que obras de ensayo que suele tener una caducidad- han logrado tener una nueva vida, como lo confirman los ejemplos. Al menos cuatro libros de Guillermo Fadanelli: Todos quieren ser Franck Pourcel -en su primera edición titulada Para ella todo suena a Franck Pourcel-, Clarisa ya tiene un muerto, La otra cara de Rock Hudson y Lodo han sido reeditados por Anagrama y Zeta Bolsillo (Ediciones B).

Esa suerte también la han corrido otros autores como Antonio Ortuño, de quien Zeta Bolsillo ha puesto a circular de nuevo El buscador de cabezas, su primera novela que publicó en 2006 Joaquín Mortiz; o de Luis Humberto Crosthwaite, quien desde hace algunos años forma parte del catálogo de Tusquets Editores, casa que recuperó El gran preténder -publicada en 1999 por el Fondo Editorial Tierra Adentro- e Instrucciones para cruzar la frontera que le había publicado Joaquín Mortiz en 2002.

Verónica Flores, directora editorial de Tusquets Editores México, señala: “Al convertirnos en el hogar literario de nuestros autores, sí tratamos de recuperar su obra anterior, al menos (si es el caso) la más representativa”.

La misma opinión tiene Roberto Banchik Rothschild, director general de Random House Mondadori, quien afirma que aunque no siguen una regla única para recuperar el fondo editorial de los autores que forman parte de su catálogo, sí les gusta tener la mayoría de sus obras.

“La recuperación depende mucho del mérito de cada una de las obras, puede que llegue un autor con nosotros con una obra nueva que nos interese mucho, contratamos la obra, la publicamos y tratamos de jalarnos el “backlist” (fondo editorial) de éste para ediciones en formato bolsillo, si es que ya tuvieron una vida en formato trade o tapa dura”, dice el editor.

En busca de los perdidos

Cuando Xavier Velasco obtuvo el Premio Alfaguara de Novela en 2003 con Diablo guardián casi que era un perfecto desconocido, pero poco a poco se convirtió en un autor muy leído, incluso su novela es uno de los premios más vendidos a lo largo de la historia del galardón. Ese éxito y reconocimiento nacional e internacional que lo ha llevado a ser uno de los creadores invitados a “Caminando con gigantes” de Johnnie Walker, también ha valido para que obras anteriores fueran reeditadas.

Así pasó con Luna llena en las rocas, libro que reúne 32 de sus crónicas sobre los años de la noche y los antros de la ciudad de México; sin embargo, Velasco no es el único que ve con buenos ojos que sus obras anteriores tengan una segunda posibilidad de encontrar a los lectores.

Para recuperar la obra de autores ya conocidos, los editores se fijan ciertas reglas, aunque no siempre son las mismas. Yeana González, directora editorial de Ediciones B, dice que sí es común el tener un autor nuevo que despierta interés del público, por lo que se decide reeditar sus obras anteriores.

“Hay que ser muy selectivo si se quiere reeditar a un autor, saber cuál fue el tiraje anterior y el impacto en puntos de venta, cómo lo recibió la prensa, en qué año fue, en qué situación estaba el autor, si estaba en México o era estudiante; eso hay que evaluarlo antes de hacerlo, y sobre todo, hay que saber para qué lo quieres reeditar y meter a tu catálogo”, señala la editora.

Para Roberto Banchik Rothschild es interesante recuperar las obras de sus autores porque es bueno tener la obra completa, pero dice que depende mucho de la vida y la difusión que halla tenido cada una de esas obras y también la calidad de cada una de ellas. “No todos los autores publican lo mismo, puede que haya un autor literario muy bueno que a la vez haya tenido un libro de ensayos y el ensayo por la temática podría ser un poco caduco y no valdría la pena publicarlo, tal vez ni el autor quiera que vuelva a tener una nueva vida en librerías”.

Verónica Flores sabe que para reeditar hay que considerar fundamentalmente la expectativa de sus autores, de los lectores y de la propia expectativa de la editorial; pero ante todo responde siempre a la calidad. “Hay autores que no quieren publicar por ningún motivo ‘toda’ su obra”, afirma la editora.

Cambiando los formatos

Además de fijar las condiciones del “rescate”, los editores deben considerar el panorama y el formato al que dirigirán esos libros. Verónica Flores dice que ellos reeditan alguna obra sólo cuando han pasado un mínimo de siete años de la primera edición, “de lo contrario corremos el riesgo de que la prensa no le haga caso, de que aún haya ejemplares en librerías, y los libreros no le tomen especial interés por no ser una novedad”.

Yeana González parte del hecho de que las primeras ediciones no siempre tuvieron buen trabajo de promoción, de impacto, de acercamiento al lector, de buenos puntos de venta. “Es darle la oportunidad a estas novelas que no tuvieron un gran lanzamiento para relanzarlas. Decidimos publicarlas en bolsillo para darle una mejor distribución de la que ya había tenido en sus años porque el alcance de una editorial pequeña no se compara con el de una transnacional”, afirma González.

El formato bolsillo es la salida más común que tienen estas reediciones, pero hoy en día pueden tener salida en otra plataforma: la edición digital, tal como afirma Roberto Banchik. “La pregunta es interesante de cara al futuro de libros electrónicos, sabemos por la experiencia en Estados Unidos e Inglaterra que en el mundo del libro electrónico cuando sale una novedad de un autor, inmediatamente el fondo editorial crece muchísimo, porque está disponible de inmediato. Allí pueden tener un mercado”.

Con todo, no siempre los autores pueden volver a ver sus libros “pasados” con nuevo diseño, en otro formato y con mayor difusión en las librerías; incluso hay algunos que se oponen a reeditar porque fueron trabajos de juventud; en cambio, las editoriales miran con buenos ojos tener la obra completa de sus autores.

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