¿Vale la pena el gasto por la tercera dimensión?

¿Vale la pena el gasto por la tercera dimensión?

En 2010 era siete veces más probable que las audiencias pagaran por ver una película en tercera dimensión, pero este año un nuevo estudio llevado a cabo por la empresa MORI indica que ésta es igual a la probabilidad de ver una película en 2D. Esto le podría atribuir al hecho de que asistir a una presentación en 3D es normalmente más caro que una presentación normal (el precio incrementa de un 25% a un 30% -Fandango-), otra posible causa es la “fatiga 3D” ocasionada por estas películas y una tercera causa podría ser que las películas en tercera dimensión simplemente han perdido la novedad y “encanto”.

La fatiga 3D puede ocasionar dolor de cabeza e incluso migraña; Martin Banks, profesor de U.C. Berkeley (quien acuñó el término) menciona que la fatiga visual provocada al ver películas en tercera dimensión puede producir vista borrosa y cansancio. De acuerdo con la página web del Instituto de Física, este tipo de fatiga es ocasionada debido a que la tecnología 3D engaña al cerebro para crear una apariencia tridimensional.

Existen dos maneras para hacer una película 3D. La primera es filmar con una cámara 3D, la cual tiene dos lentes colocados lo más cerca posible lado a lado para crear una visión cercana a lo que percibirían los ojos de una persona. Este método produce el efecto 3D más realista, también llamado “native 3D”. Es el tipo de tercera dimensión visto en Avatar de James Cameron por ejemplo. El otro método, llamado 3D falso por algunos cinéfilos, consiste en filmar con una cámara normal y hacer una conversión a tercera dimensión por medio de programas especializados de computadora. Aunque los dolores de cabeza, vista cansada y vista borrosa pueden ser causados por cualquier película en tercera dimensión, el riesgo de sufrir fatiga 3D incrementa con películas que son convertidas digitalmente para verse en tercera dimensión.

Un estudio realizado en la universidad del Estado de California en Dominguez Hills, con un grupo 400 estudiantes, mostró que la experiencia 3D no incrementa las emociones hacia las situaciones presentadas en pantalla y tampoco ocasiona que los espectadores recuerden mejor la película. Estudios como este nos hacen preguntarnos si existe algún beneficio real para el espectador al ver películas en tercera dimensión, o si es solo un recurso que utilizan las compañías cinematográficas para hacer más dinero. Todos los esfuerzos por hacer de las televisiones 3D algo “hip” parecen ser una causa perdida. Las televisiones 3D no sólo producen el tipo de 3D que ocasiona fatiga 3D, también tienen un campo de visión óptima limitada; esto significa que para poder obtener una buena experiencia 3D en la comodidad de su hogar, uno necesita estar a una distancia específica del televisor, con la pantalla al nivel adecuado para que el ojo capte la tercera dimensión  y podemos olvidarnos de obtener un buen efecto si nos encontramos en la periferia del televisor o en un ángulo agudo con respecto a la pantalla.

Sin embargo, la experiencia 3D puede ser un evento agradable para aquellos que no sufren de fatiga 3D, no concuerdo con el estudio realizado en la universidad del Estado de California, esto es debido principalmente a la selección de películas que usaron en las pruebas; Como Entrenar a Tu Dragón, Alicia en el País de las Maravillas y Furia de Titanes no son los mejores ejemplares de películas 3D. Déjenme decir el porqué: Las películas animadas en tercera dimensión suelen tener una sensación de “voy a tocar tu nariz” en los efectos utilizados, esto es para atraer a los niños en la audiencia pero puede ser muy molesto. Alicia es una película sin ninguna particularidad en los efectos en 3D. Y por último, Furia de Titanes es la película con una de las peores conversiones 3D vistas en la pantalla grande.

Para aquellos que no sufren de fatiga 3D, ver una película en tercera dimensión puede ser una experiencia muy placentera cuando el efecto está bien realizado, tal es el caso de Avatar de James Cameron o Tron: Legacy de Walt Disney. Películas que son hechas con la intención de ser vistas en tercera dimensión y tienen una tercera dimensión bien realizada se disfrutan al máximo al ser vistas en 3D y no se sienten de la misma manera cuando son vistas en 2D. Éste tipo de películas definen el concepto de sensación 3D envolvente. La tercera dimensión deja de ser un efecto superficial y se convierte en parte de la narrativa; ayuda al espectador a involucrarse con la situación dramática presentada en pantalla. Siempre y cuando el efecto sea utilizado en la dosis apropiada y en los momentos adecuados, suficiente para que el espectador puede notar la profundidad de dimensión, pero no demasiado de otra manera cada movimiento se siente como un intento innecesario de golpearte en la cara.

Muchas películas utilizan 3D falso últimamente; Harry Potter y Las Reliquias de la Muerte parte 2, Furia de Titanes, Thor, Capitán América, El Avispón Verde, Los Pitufos, Mini-Espías 4, Alicia en el País de las Maravillas, y la lista parece interminable. Aparentemente los estudios están más preocupados por estrenar cuantas películas 3D puedan y vender boletos 3D, de lo que están en  producir películas 3D de buena calidad. Aunque es verdad que de las películas por estrenarse en 3D en 2012 un mayor porcentaje son realizadas en 3D nativo. Es posible que alguien allá arriba se haya dado cuenta que la moda de ver películas en tercera dimensión se va a desgastar y los boletos se van a dejar de vender a menos que puedan ofrecer películas 3D que valgan la pena el gasto del boleto. Si los efectos de tercera dimensión no mejoran, cuando menos yo me quedaré contenta con ver las películas en 2D a precio regular y que por cierto, no me dan dolor de cabeza.

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