“Al no decir nada, dices demasiado: Ciencias de la Comunicación.”

“Todo comunica, incluso lo que no” fue uno de los primeros acercamientos oficiales que tuve con la carrera.

Ese instante en donde te percatas que existe algo más “real” que lo que te rodea: ese golpe en seco con la estructura de las cosas y el funcionamiento del “Gran Hormiguero” llamado sociedad.  Desde ahí  hice click con la carrera. Ese fue mi inicio oficial como comunicóloga, más no es el comienzo en el mundo de la carrera como tal.

Antes de que la tecnología invadiera gran parte del mundo, en aquellos tiempos donde los sociólogos y comunicólogos de la época eran llamados filósofos, Aristóteles comenzó a utilizar el término “persuasión” en su vocabulario y a referirse que todo lo dicho es con una intención. Esta base sobreviviría hasta nuestros días.

Después, llegaría la invención de la imprenta  (y el comienzo de diversas disputas y problemáticas entre los “padres”). Más tarde, en la década de los 20’s, empezarían los primeros estudios sobre la influencia de la propaganda en Europa y de los rumores de una posible Segunda Guerra Mundial.

Sin lugar a dudas, a inicio del siglo XX, en diversos lugares del mundo se comenzarían a hacer estudios sobre los medios masivos de comunicación, la influencia social, persuasión y en sí, de lo que engloba la comunicación.

En México, la carrera de Comunicación (y sus distintas acepciones) lleva unos escasos cincuenta y pocos años de existir. En 1943 se fundó la primera escuela de periodismo. En 1946 se funda la Asociación Interamericana de Radiodifusión (AIR). La primera escuela pionera de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación fue la Universidad Iberoamericana en 1960.

En estos días, debido al mundo moderno en que hoy vivimos, es posible estudiar esta carrera en casi cualquier Estado de la República Mexicana; también puede estudiarse en el extranjero o vía on-line. Pero, en la actualidad, es posible encontrar a uno que otro “loco” que se hace llamar comunicólogo sin haber cursado materia alguna de la licenciatura… pero eso es otra historia.

Comunicólogo, yo.

Hoy, ser comunicólogo y darse conocer en el mundo laboral, requiere de muchas habilidades para expresarse y venderse;  pero también existen barreras con las que nos podemos topar.

Algunos de los grandes problemas que hay son:

  • No es lo mismo ser comunicador que ser comunicólogo.  Existen profesionistas que se desempeñan como voceros o comunicadores de sus empresas, más sin embargo, ser comunicólogo implica de por medio una carrera práctica y teórica. (“Comunicología Latinoamericana”, Roberto Follari.)
  • Muchas veces tenemos en la mente las habilidades que como comunicólogos podemos desarrollar. El problema es, valga la redundancia, que no sabemos comunicar de la manera debida, nuestras capacidades ante otros.
  • Es una carrera sobrecargada, es decir, que no se lleva control de los estudiantes que ingresan a la carrera, y al graduarse, descubren que el área laboral está saturada (y mal pagada).

¿Es una carrera “nueva”? Sí, y para muchas empresas, más. Es decir, que hay un porcentaje que ignora (o ignoraba) crear un puesto para un comunicólogo e incluso contratar a uno.

En mi opinión, tener a un comunicólogo en una empresa es tener un comodín, es decir, que es un sujeto apto para lidiar con diversas adversidades:

  • Ver desde un punto crítico algún asunto que esté perjudicando a la empresa y mejorarlo (o solucionarlo).
  • Un comunicólogo está especializado en ciencias sociales y económicas, por ende posee una visión de “causa y efecto” acerca de los modelos utilizados por los medios masivos y sus reacciones, pudiendo generar mejoras (económicamente hablando) en sus clientes y sus estrategias.
  • Un buen comunicólogo es hábil en diversas áreas: desde la publicidad y mercadotecnia, hasta el área de producción y desarrollo audiovisual e incluso, el manejo de un medio masivo potencial: El Internet.

Si bien un comunicólogo se ha convertido en observador de la sociedad, no puede desvincularse de esta, en otras palabras: un humano que ante la verdad deja de ser humano.

Instituciones y certificados.

El Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (CIESPAL) surgió en 1959 con el objetivo de enfatizarse en la investigación, capacitación y producción de materiales audiovisuales. Desde su creación remodeló la enseñanza universitaria, proponiendo nuevos modelos y capacitando docentes de diversos lugares.

Aunque la carrera de comunicación es un desafío por si sola, estudiar en una universidad certificada lo es más.

En México existen 1134 escuelas de comunicación y las instituciones capaces de certificarlas son:

  • El Consejo de Acreditación de la Comunicación(CONAC), creado en 1973.
    • El Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación (CONEICC),
    • La Asociación Mexicana de Comunicadores (AMCO)
    • La Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC). Actualmente sólo 28 escuelas están certificadas por la CONAC.

Retos de los Licenciados en Comunicación.

José Sánchez Villaseñor; fundador de la carrera de comunicación en la Ibero, menciona en su carta de inicio de la Licenciatura, que la esencia de la carrera, más que saber comunicar, persiste en el equilibrio de conocimientos humanísticos “ciencia y técnica, práctica y teoría”.

Hoy, un comunicólogo que no está preparado para trabajar en áreas múltiples, no desempeña un buen papel de su carrera y sin embargo, en el mar de tiburones del mundo laboral, es dura la lucha por sobrevivir y obtener, si no es un buen puesto, aunque sea algo que le permita desempeñarse y subsistir.

Share

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *